La entidad reforzará su capacidad para elevar ganancias y dividendos y atraer así a los accionistas del banco catalán
BVA apunta a cosechar un beneficio récord de 10.000 millones en 2024, en plena oferta pública de adquisición de acciones (opa) al Sabadell con carácter hostil. La evolución del grupo vasco es positiva por el momento y los analistas no han dejado de aumentar sus proyecciones. Hasta ahora, el consenso de las casas que sigue el propio banco han subido su apuesta hasta los casi 9.300 millones, pero en el mercado indican a THE OBJECTIVE que se da por hecho que habrá nuevas alzas en estos pronósticos hasta finales de ejercicio y recuerdan, además, que en el pasado reciente siempre ha batido esas marcas.
Por ello, sostienen que el umbral de los 10.000 millones es más que factible que lo consiga en un momento esencial para su proyecto y su futuro, con una oferta sobre el Sabadell puesta sobre la mesa que aún despierta ciertas incertidumbres. Hay que tener en cuenta, asimismo, que solo en la primera mitad del año BBVA ya rozó unas ganancias de 5.000 millones. Esta cantidad se tiene que repetir en el segundo semestre para alcanzar la cifra redonda que solo ha conseguido superar el Santander hasta la fecha entre los grupos financieros de origen español. Este lo hizo en 2023 por primera vez en su historia.
Hay varios factores que juegan a favor de BBVA para cumplir esta hazaña. Por un lado, en lo que resta de año no tiene ni el lastre del impuesto extraordinario aprobado por el Gobierno, ya que asumió por completo a principios de año esta factura, ni tampoco tendrá que aportar dinero al Fondo Único de Resolución Europea en diciembre por primera vez, como el resto del sector, que se ha librado de este coste.
Si lograra los 10.000 millones, el banco daría un mensaje de fortaleza a los inversores, especialmente a los accionistas del Sabadell, que tendrán que decidir si le venden sus títulos en el marco de la opa. Cuanto mayor sean los resultados, más altos serán los dividendos que podrá repartir, por lo que la cuestión no es baladí. Y en estos momentos una de las batallas que tiene con la entidad catalana se centra en la remuneración de los socios.
BBVA ha elevado un 81% su dividendo a cuenta de 2024. Abonará 1.700 millones a sus accionistas el próximo 10 de octubre. Para abril tiene pendiente otro pago con cargo a los beneficios de este año. La cuantía no está definida y su política retributiva estipula un reparto de entre un 40 y un 50% de las ganancias, incluyendo las recompras de títulos propios. Por tanto, de llegar a los 10.000 millones, podría destinar hasta 5.000 millones para sus accionistas. Para entonces, si su calendario se cumple, podría haber culminado el periodo de adhesiones a la opa y controlar ya el Sabadell.
Las proyecciones del mercado han ido creciendo con el paso de los meses. A principios de 2024 las estimaciones apuntaban a poco más de 8.300 millones. Desde entonces los analistas han incrementado la cuantía en cerca de 1.000 millones y se esperan más revisiones al alza. Si llegara a los 10.000 millones, BBVA elevará un 25% los resultados con respecto a 2023, cuando ganó 8.000 millones. Fuentes oficiales de la entidad no quisieron hacer comentarios y recordaron que no pronostican sobre beneficios. El consejero delegado, Onur Genç, y el presidente, Carlos Torres, siempre han dejado ver que la cifra sería superior y que el aumento sería de doble dígito.
Las cuentas del ejercicio las presentará a finales de enero de 2025, fecha en la que se podría haber abierto el plazo de adhesiones a la opa. Todo dependerá del tiempo que tarde la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en completar su análisis para aprobar o prohibir la operación de compra. En BBVA confían plenamente en que su bendición llegue a finales de este año o principios del próximo, pero en el Sabadell consideran que podría retrasarse hasta primavera debido a la complejidad de la operación. El regulador lo único que ha manifestado es que el proceso va lento, insinuando que se podría dilatar, y que el grupo catalán estaba torpedeando la solicitud de datos que le estaba reclamando para realizar su examen y poder determinar los riesgos de la concentración.